viernes, 11 de julio de 2008

Los científico logran bloquear el proceso que provoca el alcoholismo




Un estudio en ratones permitirá desarrollar un tratamiento eficaz en humanos. Un equipo internacional dirigido por un español trabaja en la que podría ser la clave para curar la adicción al alcohol.


El alcoholismo es un problema social y sanitario que en algunos países hace verdaderos estragos. En España, este trastorno está asociado directamente a 22.000 muertes anuales, mientras que el 29,5 por ciento de los accidentes mortales de tráfico los provocan conductores ebrios.
Médicos y científicos han buscado sin éxito durante décadas remedios para tratar el alcoholismo, esa fase de habituación a la bebida que vuelve tan sensible al consumidor compulsivo que un simple sorbo es suficiente para desencadenar una borrachera.
Ahora, un equipo internacional dirigido por el español Raúl Pastor, del Área de Psicobiología de la Universidad Jaime I de Castellón, y coordinado desde el Centro de Estudios sobre el Alcohol de la Universidad estadounidense de Oregón en Portland, ha dado con la que podría ser la llave que desencadena la llamada hipersensibilización neuronal al etanol, antesala del alcoholismo.
Según publica en su último número la revista «PNAS», el experimento, realizado sobre ratones pero extrapolable a humanos, ha logrado bloquear por primera vez los receptores neuronales responsables de la toxicomanía.
El cerebro de los adictos al alcohol sufre una serie de cambios neuroplásticos que les vuelven hipersensibles a la droga. En los llamados factores de liberación de la corticotropina (CRF) está la llave que desencadena la hiperreacción. En la fase de desarrollo, los CRF actúan sobre áreas cerebrales donde se segregan las hormonas que producen poco a poco la neuroadaptación al etanol.
Una vez acostumbrado el cerebro, el alcohol sortea el recorrido cerebral de los no adictos y actúa directamente a través de los CRF para manifestar rápidamente y con bajas dosis los efectos embriagadores en el consumidor.
Los investigadores desactivaron selectivamente ambos receptores en ratones de laboratorio y descubrieron que, después de altas dosis durante 10 días consecutivos, los roedores que carecían de los CRF1 o de ambos no se volvían «alcohólicos». Según Pastor, «los tratamientos que bloquean los CRF1 podrían ser eficaces para tratar la adicción al alcohol».


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