viernes, 3 de octubre de 2008

Los adolescentes que consumen cannabis admiten que les daña


El 83% de los menores reconocen que la maría altera el intelecto y la actitud. Los escolares de BCN que fuman porros se iniciaron en esta droga a los 13 años.



La mayoría de niños y adolescentes barceloneses que consumen cannabis son perfectamente conscientes de que la hierba les perjudica intelectual y físicamente, pero ese detalle no les disuade de seguir fumando porros. Así lo indica un estudio realizado por la Agència de Salut Pública de Barcelona (ASPB), en el que se ha entrevistado a 2.043 alumnos de 47 centros de enseñanza secundaria de la capital catalana. La edad de inicio en el consumo de cannabis se sitúa, como media, en los 13,4 años. El 92% de los chicos participantes en la investigación declararon haber obtenido la droga de forma gratuita, a partir de un compañero o un amigo.
Dos de cada tres adolescentes que fuman habitualmente cannabis reconocen que este les produce efectos negativos. El 83% afirma que los porros pueden alterarle las funciones intelectuales y el comportamiento. El 79% dice ser consciente de que el cannabis resulta perjudicial para su salud en general. El 23% declara que ya ha experimentado una pérdida de memoria; otro 19% destaca que la droga le causa tristeza o depresión y el 17% admite que el porro le dificulta ponerse a estudiar o trabajar. El 8% confiesa que ha faltado a clase por esa causa.


NUEVAS SENSACIONES
Cuando se les pregunta por qué mantienen un consumo que saben que les perjudica, aluden a los motivos que encuentran beneficiosos en este hábito. Esas razones son, para el 24%, la sensación de que tras encender un par de porros se sienten "mejor" y se olvidan de los problemas. El 19% asegura que baila y se divierte mejor tras consumir cannabis y el 17% sostiene que "siente nuevas sensaciones" gracias a esta hierba. El 5,5% admite que el motivo de su consumo es hacer algo que está prohibido.
Casi todos probaron su primer porro en un parque o en la calle. Rara vez en su domicilio. El 22% de los entrevistados explicaron que viven solos con el padre o la madre, el 30% pertenecen a una familia con escasa disponibilidad económica y uno de cada tres admite que se ha emborrachado alguna vez. Los autores del trabajo alertan del riesgo de que el consumo continuado de cannabis en la infancia o la adolescencia les cause alteraciones neurobiológicas de importancia, ya que se trata de unas edades en las que el cerebro no ha completado su maduración. También destacan el hecho, comprobado, de que el consumo de cannabis actúa como droga de inicio de otras sustancias tóxicas de mayor intensidad, como son la cocaína y, en especial, el alcohol.
Y advierten de que bajo los efectos del cannabis se suelen mantener frecuentes relaciones sexuales sin protección. Otro dato destacado es que la edad media de inicio en este consumo --13,4 años-- es dos años menor que en la década de los 90.

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