viernes, 8 de mayo de 2009

Los toxicómanos tienen cerebros más «viejos» a causa de las drogas


Expertos del banco de cerebros de la Facultad de Medicina del País Vasco (UPV), en colaboración con la Universidad de Ginebra y el grupo de Farmacología de la Universidad de las Islas Baleares, dirigido por Jesús García Sevilla, han comenzado una investigación molecular para conocer cómo la adicción a la heroína y a los opiáceos afecta al cerebro humano.
Fuente: abc.es Autor: Judith de Jorge


Expertos del banco de cerebros de la Facultad de Medicina del País Vasco (UPV), en colaboración con la Universidad de Ginebra y el grupo de Farmacología de la Universidad de las Islas Baleares, dirigido por Jesús García Sevilla, han comenzado una investigación molecular para conocer cómo la adicción a la heroína y a los opiáceos afecta al cerebro humano.
Los investigadores, que guardan en grandes cámaras frigoríficas, a 80 grados bajo cero, más de mil muestras de sesos humanos para investigar enfermedades mentales, han utilizado en esta ocasión trocitos de cerebros de personas toxicómanas facilitadas por un ‘biobanco’ del cantón de Normandía.
Sus primeras conclusiones son claras. «Este tipo de sustancias pone en marcha y acelera los mecanismos de muerte celular programada», afirma el catedrático de Farmacología de la UPV Javier Meana, responsable del banco de cerebros. «Las células cerebrales están programadas para morir en un momento determinado. Al consumir drogas, este proceso se acelera». La muerte temprana de las células del cerebro se traduce en una mayor degeneración del individuo, aunque los científicos aún no tienen claro cuáles son las consecuencias sobre el comportamiento humano, ya que en ello influyen múltiples factores de salud, sociales y medioambientales.
Los científicos de la UPV conservan más de mil muestras de cerebros de otras tantas personas que han muerto de manera violenta para estudiar las complejas causas de enfermedades mentales como la esquizofrenia, la depresión y el trastorno bipolar. Las muestras pertenecen tanto a enfermos mentales como a personas sanas, para poder hacer comparaciones entre ellas.
«La metadona contribuye a deteriorar el cerebro de los drogadictos»
Los estudios de Javier Meana van más allá. A juicio del catedrático de Farmacología, «igual tenemos que replantearnos a largo plazo el uso de la metadona, porque está contribuyendo a envejecer el cerebro de los toxicómanos». El experto sabe que su planteamiento es polémico y reconoce los beneficios de este opioide sintético, cuyo uso ha sido impulsado por las políticas gubernamentales contra la droga, con el apoyo de los terapeutas y compañías farmacéuticas que la producen. «La metadona ha resuelto muchos problemas de los heroínamos, ha servido para hacer frente al sida y a otras infecciones y para controlar las adicciones, pero también es cierto que los cerebros de las personas que la consumen están más deteriorados», concluye.

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